Espacios naturales
Espacios naturales

Parque Natural del Cañón del Río Lobos
El Parque Natural del Cañón del Río Lobos es un espacio natural protegido de Castilla y León. Abarca una superficie de más de 10.000 hectáreas, de las cuales aproximadamente un tercio corresponden al sureste de la provincia de Burgos y dos tercios al noroeste de la provincia de Soria.

Se trata de una magnífica reserva natural con espectaculares paisajes esculpidos a lo largo del tiempo por las aguas del río Lobos. Es conocido sobre todo por sus rutas de senderismo, por la esotérica ermita templaria de San Bartolomé, y por su importante colonia de buitres leonados.

El Cañón tiene tres puntos de acceso por carretera: desde Hontoria del Pinar (Burgos) se accede a la parte alta del Parque; en el Puente de los Siete Ojos (en la carretera de San Leonardo a Santa María de las Hoyas, ambas en Soria) se accede al río Lobos más o menos a la mitad de su recorrido por el Parque; y por último en las inmediaciones de Ucero (Soria) se accede a la parte baja del Cañón, donde se presentan los paisajes más espectaculares y se concentran las zonas más visitadas.

En todo el parque existen diversos senderos bien señalizados que permiten conocer los diferentes paisajes y ecosistemas aquí representados, desde un corto paseo a la ermita de San Bartolomé hasta rutas para recorrer el Cañón en toda su extensión. Por lo general los caminos ofrecen poca dificultad, siendo las únicas complicaciones los pasos del río y algún que otro tramo pedregoso o erosionado por las crecidas. Mayormente transitan por terreno llano, siguiendo el curso del río, pero en las sendas circulares se remontan las laderas del cañón con alguna subida bastante empinada.

Parque Natural de la Laguna Negra y Círculos Glaciares de Urbión
Esta oscura, fascinante y enigmática laguna, envuelta en leyendas, forma uno de los parajes más bellos de la provincia. De origen glacial, encajada a unos 2.000 metros de altura, entre paredes graníticas y bordeada por infinitos pinares, dan a esta laguna su aspecto oscuro y tenebroso.

La Laguna Negra está situada a tan solo 50 kilómetros de distancia de la capital. Para llegar hasta allí, cogeremos la N-234 dirección Burgos hasta la localidad de Cidones. Al final del pueblo, tomaremos el desvío a mano derecha en dirección Vinuesa. Cerca de esta localidad veremos los letreros que nos indicarán el modo de acceder a la Laguna Negra por el encantador Valle del Revinuesa entre pinos silvestres de buen porte y altura.

Para acceder a la Laguna Negra se puede ir con coche hasta arriba, excepto en los meses de verano o en festivos con mucha afluencia de visitantes, en los que se prohíbe el acceso de vehículos particulares. En este último caso, hay que dejar los vehículos estacionados en el aparcamiento del Paso de la Serrá y subir el resto del trayecto, aproximadamente dos kilómetros, o bien andando o bien en un autobús que sale desde este punto, y sube y baja a los turistas hasta 300 metros antes de la Laguna Negra. En los meses de invierno, hay días que debido a la climatología, el acceso puede encontrarse cerrado por la presencia de nieve y hielo en la carretera.

En la pradera y alrededores existen míticos pinos y hayas de enorme tamaño. La oscuridad de las aguas y lo misterioso del paisaje de montaña de este «abrevadero de lobos», ha fascinado al hombre desde antiguo, como lo demuestran leyendas e historias como la de La Tierra de Alvargonzález.

A menos de media legua al norte de Muriel de la Fuente, la limpísima y surgente laguna es el nacimiento del río Abión que, después de regar y convertir en fértil huerta las vegas de la Tierra de El Burgo, cede sus aguas al río Ucero en la villa episcopal.

Monumento Natural y considerado uno de los parajes más bellos de la provincia, este estanque natural no es sino uno de tantos manantiales en red que circulan bajo la tierra, y que decidió ver la luz para hacerse alberca y después río.
Desde Cabrejas del Pinar o Muriel de la Fuente una senda de ribera nos conduce entre barrancos, cárcavas, desfiladeros, sabinas, vegetación de ribera, nenúfares y botones de oro,… hasta el manantial. Al final, y como por sorpresa en medio de este paisaje imprevisible, mana la Fuentona en toda su hermosura kárstica. Es gélida, de aguas más que transparentes y, en los días claros, se inunda de luces refractadas. Antes de ella, a la derecha del camino, una cascada suma sus sonidos líquidos a los de alondras, mirlos y terreras. En sus paredones crían además algunas parejas de buitres leonados y halcones.

Valonsadero
Declarada Zona Natural de Esparcimiento, Valonsadero cuenta con 2.793 hectáreas de monte, praderas y vegas. Tan solo 8 kilómetros lo separan de la capital.
Para llegar hay que coger la carretera N-234 dirección Burgos y un desvío a mano derecha nos acercará a Valonsadero. Se trata de una dehesa inundada de rebollo y salpicada de álamos, vacas, vaguadas y cañadas. El Pico Frentes vigila un robledal magnífico. Al fondo, Cebollera y Urbión inclinan sus testas nevadas para hundirse en las vegas y las rocas.
Existen cuatro senderos de Pequeño Recorrido, señalizados, de entre cinco y ocho kilómetros de longitud, que atraviesan a pie buena parte de esta geografía policromada y unida a la ciudad de Soria, bien sea por carretera, caminos o carril bici.
Un recorrido de pinturas rupestres, realizadas por pueblos nómadas entre el 3.000 y el 2.000 a.C., viene a completar tesoros en cuevas y abrigos.

Reserva Natural del Sabinar de Calatañazor
En los llanos de Calatañazor, se encuentra uno de los bosques de sabinas mejor conservados del planeta. Incluido en la Red de Espacios Naturales de Castilla y León, este bosque acogedor y longevo contiene una de las escasas masas de sabinas albares (Juniperus thurifera) de porte arbóreo y gran altura.

Algunos ejemplares alcanzan los catorce metros de altura, más de cinco de perímetro y cerca de dos mil años de existencia. Este sabinar suma a su gran valor ecológico las bayas, que alimentan en los meses de más frío a cuervos, urracas, zorzales y otros pájaros.

De esta forma, además de ser la masa de sabinar más espeso del mundo (su densidad es normal para un encinar, pero excesiva para un sabinar tipo) se revela como un bosque invernal muy interesante para los aficionados a la ornitología.

El Palacio de Santa Coloma junto a la localidad de Muriel de la Fuente, alberga la Casa del Parque del Sabinar, donde además de conocer las peculiaridades del Espacio Natural, se puede interactuar con otros espacios protegidos del entorno: el Monumento Natural de la Fuentona y el LIC, Red Natura 2000, de la sierra de Cabrejas.

TURISMO ACTIVO Y DE NATURALEZA